El aplauso / Tomás Hernández
Este artículo fue publicado el Sábado, 28 de octubre de 2017.
Puede seguir los comentarios al artículo a través de RSS 2.0 feed.
Puede compartir esta noticia por Email o por redes sociales donde tenga cuenta (Facebook, MySpace, Twitter, etc).
Puede publicar un comentario expresando su opinión sobre la noticia.
Mientras me preparaba para los deberes, también el placer, de cada mañana, de pasear la playa con mi perrillo, tomar café con mis colegas de jubilación y disfrutar de la luz tan especial de estos días de otoño, oía los aplausos. Tras una entrada triunfal de Rajoy en el Senado como el héroe invencible que regresa después de domeñar a las tribus bárbaras de los confines del imperio. En pie, la mayoría aplastante del PP se fundía en un solo y enfervorecido aplauso. Mientras bajaba yo las escaleras, oía a Rajoy desgranar las ilegalidades cometidas con contumacia y obstinación por el Govern de Cataluña. A la manera de Cicerón en su demoledor ataque contra Catilina, Rajoy se preguntaba qué gobierno europeo, qué dirigente responsable podría permitir que… y entonces, desde lo alto de las escaleras, cada vez más en la lejanía, se escuchaba todas y cada una de las felonías llevadas a cabo por el Govern con Puigdemont a la cabeza. Y llevaba Rajoy mucha razón en bastantes de ellas, empezando por el bochornoso espectáculo del Parlament catalán en las desdichadas sesiones de las mañanas de los días 6 y 7 de septiembre último.
Andaba por la playa mientras mi perrillo olfateaba en el aire las novedades que traía la mañana y recordaba yo la pregunta de Rajoy “¿qué gobierno podría tolerar…?” Y recordaba también que ayer, sin ir más lejos, una fiscal de una de las ramificaciones del laberinto de robo y prevaricación de la Gurtel, afirmaba con rotundidad y una voz dulce más propia para recitar a Garcilaso, que había pruebas contundentes de que “Luis el cabrón” era, sin lugar a dudas, el tesorero Bárcenas, que robaba para él mismo y para la caja B del Partido (Popular); que la exministra Mato se benefició de la corrupta generosidad de la Gurtel, del mismo modo que la señora de Bárcenas, afirma la fiscal, estaba al cabo de la calle de los tejemanejes de su marido.
De esa minucia, sin duda, dentro del atraco de la Gurtel, se nos informó ayer y antes de ayer, pero eso no importa. En lo que yo pensaba mientras la luz se deshacía o entibiaba las piedras de la playa era en otras dos preguntas. ¿Qué gobierno europeo, qué gobernante de Europa habría sobrevivido a una investigación de muchas horas en la sede de su partido para buscar unos ordenadores dolosos que antes habían sido destruidos a martillazos? ¿Que partido habría salido indemne del pago con dinero negro de la remodelación de una parte de la sede? ¿En qué país seguiría gobernando un partido del que hay más que sospechas de campañas electorales financiadas irregularmente, por decirlo de manera suave, y por lo tanto con resultados fraudulentos? Si al atleta que gana una medalla dopado, se le retira el galardón, qué habría que hacer con tantas elecciones dopadas como al parecer ha fraguado el PP; ¿cómo volverlo a la legalidad democrática y no tramposa que tan fervientemente, y con tanta razón, exige ahora Rajoy? ¿Qué legitimidad para gobernar tuvieron, o tienen, esos gobiernos que llegaron al poder con la ayuda del robo y la extorsión?
La otra pregunta no es mía. Se la escuché a un jurista invitado esta misma mañana, en un programa de radio; no supe su nombre, pero decía el jurista que no entendía el fervor y la insistencia de aquellos aplausos cada vez que el presidente Rajoy detallaba una dura sanción apoyada en el ya tristemente famoso artículo 155. Decía el jurista que aquellos aplausos reiterados le recordaban el chiste de Jaimito y las hienas, “¿de qué se ríen?” ¿Qué aplaudían con tanto entusiasmo o era sólo el estruendo de una venganza largo tiempo esperada?
Hoy es un día triste, “el último de los que se fueron, el primero de los que vendrán”, como decía Da Vinci sobre el agua de los ríos.
Tomás Hernández
Biba er sosialismo dice:
28 octubre, 2017 a las 8:29
Pues fíjate si ha de ser mala la alternativa al PP. Mientras no desaparezca la izquierda podrán hacer en el PP lo que quieran. Tanto odio a España y a la vida no engañan ya a nadie.
luis bas dice:
29 octubre, 2017 a las 9:07
cuanta razón llevan esas palabras escritas en estos tristes momentos Habra que recomponerse como se pueda y acceder a una nueva democracia para acabar con esos abusos impunes